No os indignéis tanto (Manel Fontdevila)

No os indignéis tanto (Astiberri, 2013) de Manel Fontdevila es uno de los cómics de los que más se está hablando estas últimas semanas junto con Beowulf y Los surcos del azar, pero es, en mi opinión un tebeo difícil de enmarcar entre los mejores cómics del año, y no por falta de méritos pues es una obra completa que brilla en todos sus aspectos, sino por su propia naturaleza de narración de la vivencia social de una época, de zeitgeist de la sociedad española de la última década. Desde este prisma parece insuficiente y en cierto modo injusto limitar el tebeo de Fontdevila a una lista meramente anual.

No os indignéis tanto habla del sentir popular, del clima de una sociedad que siente cada vez un mayor desapego por sus políticos y dirigentes (que tristemente no siempre son los mismos). Habla de revolución y de descontento, de la necesidad de desobediencia pero llevada a otro nivel. Desobediencia no como algo físico y tangible sino como un estado de la mente, una revolución social que puede pasar por el cauce material si es necesario (Fontdevila defiende que lo es) pero que donde debe tomar su origen y fundamento es en el intelecto, en la forma de pensar de toda una sociedad.

Fontdevila, con el sentido del humor y la agudeza que caracteriza su trabajo, nos invita a tomar una posición incómoda. Nos agita la mente para que veamos el mundo a través de sus ojos, que no son mejores ni peores, solo los suyos. Y lo que vemos es una España corrupta en la que banqueros y millonarios varios se enriquecen con libertad mientras políticos electos pisotean su programa electoral para protegerlos, todo ello mientras unos pocos se quejan y otros muchos callan y callan a los que se quejan.

En su zigzagueante relato, Fontdevila pasa por George Brassens, por la insumisión, por el secuestro de El Jueves, por La vida de Brian,… No os indignéis tanto casi podría haberse llamado “Historia de la desobediencia”. Pero hay mucho más. Lo que en un primer momento parece una simple defensa del movimiento 15M y un alegato en pro de la desobediencia civil acaba resultando todo un discurso social más amplio que plantea todo un modelo mental de sociedad. La narración parece en ocasiones difusa, irregular, saltando de un tema a otro aparentemente sin orden ni concierto pero todo cobra sentido al final. Un poco al modo de su obra como humorista gráfico en prensa formada por viñetas aparentemente individuales pero que juntas forman un corpus unificado, transmiten una misma filosofía; No os indignéis tanto en conjunto, al llegar al final declama un único mensaje, una única filosofía formada por muchas aristas, pero bien cohesionada.


Más allá de la importancia social que indudablemente tiene el tebeo, más allá de la moraleja que transmite, está la maestría de Fontdevila como autor de cómic que no debería quedar eclipsada por el mensaje. Manel Fontdevila es actualmente uno de los mejores autores de cómic del panorama nacional con un dominio técnico y visual único sabiendo desentenderse de los lugares comunes para plasmar sus ideas de una forma asombrosamente sencilla e innovadora. Dispone de una habilidad extraordinaria para romper los cánones del tebeo tradicional jugando con la página y la viñeta a su antojo pero sin perder nunca el rumbo ni hacer la lectura enrevesada. Uno de los fuertes de Fontdevila es su naturalidad, lo fácil que uno lo tiene para sentirse identificado con sus historias y que aquí tiene algunos grandes aciertos como el dibujo de los políticos con un círculo blanco donde debieran tener la cara, demostrando su falta de partidismo, metiendo a todos los políticos en un mismo saco como figuras intercambiables de un viciado juego. Si le diera por hacer más trabajos largos sin duda tendría un reconocimiento mucho mayor que el que ya tiene dentro del medio.

A pesar de todo, No os indignéis tanto corre el peligro de convertirse, como le ocurrió también en cierto momento al Indignáos de Stephan Hessel del que esta obra parte, en un objeto de consumo rápido. Al ser un libro corto, accesible y rápido de leer muchos lo leerán por inercia sin pararse a hacer una reflexión posterior de lo que han leído, para estar de acuerdo o en desacuerdo, pero al menos darle un par de vueltas en la cabeza. No os indignéis tanto no debería de acabar siendo un consumible más sin valor ni relevancia. Debería hacerte pensar, debería hacerte levantar del sofá y plantearte si estás de acuerdo o no con la sociedad en la que vives, debería hacer que bajaras a la calle a quejarte de la primera injusticia que vieras. O quizá solo debería hacerte pensar en lo equivocado que está Manel Fontdevila, pero en cualquier caso te habrá hecho pensar.

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