Mi amigo Dahmer (Derf Backderf)

Por formación y por cierta atracción siempre me ha suscitado interés el tema de los asesinos en serie. Estudié Psicología y me fascina el funcionamiento de la mente humana. Por qué una persona hace lo que hace supone un complejo rompecabezas que plantea más preguntas que respuestas y las primeras siempre son más estimulantes que las segundas. Los procesos mentales y la gestación de una mente perturbada como la de Jeffrey Dahmer que asesinó a decenas de personas e incluso acabo canibalizando algunos de los restos me parecen un tema con gran aliciente y esto es básicamente lo que Derf Backderf cuenta en Mi amigo Dahmer (Astiberri, 2014) desde la perspectiva cercana de quien fue amigo personal del asesino y compartió con él varios años de instituto.

Cuando años después de haber perdido el contacto, el caso de Dahmer salió a la luz, Backderf se autopublicó publicó una pequeña historia de 24 páginas sobre su otrora compañero de clase que le adjudicó nada menos que una nominación a los premios Eisner. No contento con la brevedad de la historia y teniendo mucha información que volcar dada su relación Dahmer, el autor se implicó en una meticulosa investigación de los hechos estudiando entrevistas, documentación del FBI y realizando decenas de entrevistas a implicados para dar con la historia que se presenta en este tomo. El primer nombre que me vino a la cabeza leyendo Mi amigo Dahmer fue el de Joe Sacco, otro periodista que narra sus reportajes desde la primera persona, desde la perspectiva que le da el involucrarse de lleno en los conflictos que relata. La diferencia es que Sacco se envuelve en la acción de forma consciente para obtener una visión privilegiada de la misma mientras que Backderf se vio relacionado a posteriori; fue años después de perder el contacto con Dahmer que descubrió sus asesinatos y entonces se puso a recordar aquellos años. Ésto supone la primera traba, y es que el relato de Backderf pierde la objetividad al conocer el final antes de comenzar la investigación. Todos los datos que recogió, los recuerdos que recapturó, las entrevistas que realizó, las hizo con el sesgo de saber que Dahmer había asesinado a 17 personas y que era una persona inestable mentalmente. Mientras que Sacco entrevista a una persona sin saber dónde le va a llevar la situación o cuál es la relación del entrevistado con su investigación, Backderf al tratar de recordar los momentos pasados junto a Dahmer, lo hizo desde la premisa de que Dahmer ya entonces tenía algún desequilibrio mental que lo condujo a su trágico final.

"Solo quería ver cómo era."

Lo segundo que más me llamó la atención en su lectura es la autodefensa a la que se aferra Backderf durante todo el relato. Dahmer provenía de una familia desestructurada con serios problemas funcionales. En varios momentos, el autor se pregunta si con unos padres más dedicados o unos profesores más atentos a las necesidades de su alumno, Dahmer no hubiera podido escapar de su tormentoso final, pero se excusa el mismo número de veces de su responsabilidad y la de sus compañeros aun reconociendo el poco interés que le prestaban y el desplazamiento social al que lo tenían sometido. El autor renuncia explícitamente a cualquier tipo de responsabilidad por el destino de Dahmer a pesar de que la tesis que estructura el libro es que la juventud de éste y el entorno en el que se crió fueron los elementos clave que lo convirtieron en lo que acabó siendo.

En cualquier caso, todo esto no son más que reflexiones personales de un cómic mucho más sobresaliente de lo que podría parecer a simple vista. Aunque la narración de Blackderf se resienta en ocasiones de ciertas interrupciones, de cierta dificultad al enlazar unas escenas con otras, en general se desenvuelve acertadamente por el relato vital de Dahmer, repartiendo el peso entre los distintos personajes y los diferentes escenarios y con una brillantez especial a la hora de mostrar el lado oscuro que poco a poco va inundando al protagonista y que se refleja en ocasiones en actos enfermizos y en otras en actos de lo más mundano. Dahmer va cayendo poco a poco en el oscuro pozo en el que acabará atrapado cediendo cada vez con más facilidad a los bajos instintos que le provoca su mente. 

En el apartado gráfico el estilo de Backderf puede recordar en algunos momentos a un moderado Robert Crumb o de nuevo a Joe Sacco, aunque sin decantarse por ninguno de los dos. A pesar del uso de un extraño sentido del humor que caricaturiza personajes y escenas con el fin de aliviar la gravedad cada vez mayor que va adquiriendo la narración, muy lejos queda el psicodélico sentido del humor de Crumb. Backderf además adapta a la perfección su dibujo a la escena que está contando jugando con los negros para añadir densidad o aligerar la narración haciendo que el dibujo sea en cierto modo la representación física de la mente del protagonista, en ocasiones directo, otras más sinuoso, jugando mucho con las sombras y en especial con las perspectivas para mostrar el estado mental de Dahmer.

Mi amigo Dahmer es en definitiva un tratado psicológico en formato cómic sobre la gestación de un asesino en serie. Más allá de apreciaciones personales que puedan discrepar más o menos con las tesis propuestas por el autor resulta un libro sólido con un relato documentado y bien hilado y un dibujo muy bien planteado en perfecto equilibrio entre la seriedad que requiere la historia y un tono lo suficientemente ligero para resultar abarcable y atractivo para cualquiera esté o no interesado en los desmanes de la mente humana.

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