Entrevista a Alan Moore. Parte II

Aquí tenemos la segunda parte de la entrevista realizada por Wired.com al a veces excéntrico-a veces brillante guionista Alan Moore. En esta parte, mucho más amarga que la anterior, Moore expresa su opinión sobre cultura del siglo XXI (“creo que gran parte del arte contemporáneo, si tiene un concepto es un concepto en el sentido publicitario… algo que puedes usar para vender coches o hamburguesas.”), sobre la actual industria del cómic (“los cómics de hoy, que en este momento están sino muertos al menos tosiendo sangre, que tienen unas ventas lamentables y que están mayormente dirigidos a una audiencia de entre 30 y 50 años que siguen en ello principalmente por razones nostálgicas”) y sobre los que trabajan en ella (“Simplemente les pido que muestren un poco de coraje humano corriente.”). Por cierto, si te perdiste ayer la primera parte, puedes encontrarla aquí.

Alan Moore reniega de la industria del cómic

La Liga de Los Extraordinarios Futuristas, de 2009 a 2109

Wired.com: ¿Cómo consideras el rol de la tecnología en esa evolución centenaria, o de-evolución, si quieres?

Moore: Mira a dónde hemos llegado. Ese movimiento nuestro como personas, el movimiento de nuestros estados psicológicos y la cultura que ha producido, está todo predicado bajo en movimiento de la tecnología. El mundo está cambiando alrededor de los personajes de La Liga a asombrosa velocidad. Creo que la mirada a la cara de Orlando cuando se baja de un autobús en Londres en 2009, después de no haber visto el país durante varios años, dirá todo sobre mi respuesta y la de Kevin a la cultura actual. No estoy desestimándolo todo; también hay algunas partes brillantes.

Pero el legado general de la primera década del siglo XXI ha sido uno en el que la cultura refleja lo que han sido nuestras políticas durante esos años. Tuvimos una política que estaba preocupada por el efecto y la apariencia a expensas de cualquier tipo de moral o incluso de contenido racional. En armonía con nuestro bien hilado panorama político, creo que gran parte del arte contemporáneo, si tiene un concepto es un concepto en el sentido publicitario. Es un juego de palabras un poco mental, algo que puedes usar para vender coches o hamburguesas. Pero en términos de arte, una vez coges el chiste, si quieres, no hay absolutamente ninguna necesidad de volver a ver esos trabajos de nuevo.

Para mí, el arte ha de ser más algo que pueda ser revisitado, algo para lo que no pasen los años, algo que pueda ofrecer otra capa de significado cada vez que lo mires. Pero esa profundidad oceánica del arte y la cultura se ha secado, incluso la juventud y los creadores productivos están dando tumbos como peces moribundos. Esta es una de las cosas imperantes que hemos estado intentando apuntar en Century. Estamos intentando trazar el curso de la cultura durante los últimos cien años, y los lectores pueden decidir por sí mismos si ese curso fue el más productivo que pudimos haber elegido.

Wired.com: Me gusta la metáfora de océanos debilitados y desertificación, porque iba  a preguntarte si tienes algún plan para hacer 2109 tras 2009. Dados los últimos descubrimientos de la ciencia, ese año parece destinado a serias catástrofes ambientales.

Moore: Bueno, tenemos algunas ideas en ese sentido. En este momento, nuestras ideas tienden a ir hacia dar marcha atrás, después de que Kevin acabe con 2009. Revisitamos un área sobre la que hemos hablado pero nunca explorado realmente. Pero después tengo una idea para la que sería la próxima historia secuencial de la Liga, y estaría establecida sobre el 2010 o 2011. Y creo que esto respondería de forma dramática a tus preguntas.

Así que sí, definitivamente vamos a hacerlo, si ambos seguimos vivos el tiempo suficiente. No sería la última historia de la Liga, pero sería una gran conclusión para un montón de esos subargumentos y hebras que hemos ido erigiendo desde el primer volumen hasta The Black Dossier. También enviaría a la Liga de hoy en día hacia una dirección completamente nueva, no solo hasta 2109 sino a fechas de nuestro futuro mucho más avanzadas que esa.

Piensas en los mundos de ciencia-ficción, y cuánto tiempo en el futuro proyectan algunas de esas historias a la raza humana –estoy pensando en Cordwainer Smith y su historia futura de la humanidad, así como en otros autores – y de nuestro modo habitual he visto un camino mediante el que podemos conectar todos nuestros argumentos de forma que tengan sentido como una sola historia, poniendo un poco de atención en la edición y lijando los bordes más irregulares. Pero seríamos capaces de salir con el mundo de ficción del futuro, lo cual es obviamente nuestra aspiración definitiva, a cierto nivel.

Eso es por lo que trajimos a la Liga hasta 2009, porque queríamos mostrar que no todos han de permanecer en el pasado, aunque obviamente hemos disfrutado refiriéndonos a todas esas glamurosas épocas pasadas. Nos han dado cierto mobiliario fantástico con el que jugar. Pero queríamos mostrar que la Liga era un concepto lo suficientemente fuerte como para existir en el presente.

De modo que sí, este hipotético volumen tras 2009 respondería a una enorme cantidad de tus preguntas y también colocaría a la Liga en una dirección completamente nueva, mientras que nos seguiría permitiendo volver y revisitar las épocas recientes. Quiero decir, tenemos una línea temporal que se extiende hasta la antigua Tebas, de modo que difícilmente nos vamos a quedar sin material. Tenemos varios miles de años de ficción con la que jugar, aunque ha sido mayormente terrestre. Notarás que en el trasfondo del argumento, estamos desarrollando nuestro sistema solar ficticio un poco hablando sobre la luna. Ya hemos mencionado Marte, que es un planeta al que volveremos en nuestro proyecto flashback para ver qué aspecto tenía en 1948, cuando todas las razas marcianas habían muerto y el planeta había sido colonizado por la Tierra, al menos de acuerdo a la ciencia-ficción de Ray Bradbury de ese periodo.

Queremos expandir el alcance de la Liga. Ya hemos cubierto toda la superficie de la Tierra con The New Traveller’s Almanac. Hemos definido como es la geografía del mundo de ficción. Con el argumento de Orlando en The Black Dossier, hemos proporcionado una línea temporal que retrocede 3000 años. Ahora nos gustaría extender el cosmos de la Liga dentro del cosmos real, para ser capaces de incluir las ficciones de otros mundos. Eso es algo que estamos buscando enérgicamente.


Los superhéroes abren el camino para los detectives metatemporales

Wired.com:
Mina, Orlando y Quatermain son grandes ejemplos de detectives metatemporales. ¿Puedes explicar cómo encajan dentro de la tradición detectivesca, que se remonta hasta más allá de Poe?

Moore: Eso es algo, como muchas otras cosas en 1969, que ha sido tomado prestado de Michael Moorcock. Su trabajo sobre el multiverso ha tenido una especie de sustituto de Sexton Blake llamado Sir Seaton Begg de El Detective Metatemporal, que vaga por el multiverso de la imaginación de Michael Moorcock.

En lo que se refiere a 1969, tuvimos un problema conceptual justo al principio. Nos dimos cuenta de que a parte de los personajes inmortales – Mina, Orlando y Quatermain – no íbamos a tener muchos personajes que sobrevivieran de un cómic a otro. De modo que pensé que un personaje muy útil para tener por ahí actuando como una especie de coro cerebral griego sería el personaje de mi amigo Iain Sinclair y su propio sustituto, Norton el prisionero de Londres. En el libro de Sinclair Slow Chocolate Autopsy es definido como una figura que no puede dejar Londres, pero puede viajar a cualquier parte dentro de la metrópolis independientemente de la fecha. No se ve afectado por el tiempo, incluso aunque está constreñido en términos de su geografía. Sinclair y Moorcock son grandes amigos, así que la idea de un detective metatemporal es algo que tomé prestado de uno e improvisé con mi retrato paródico del otro.


Wired.com: Desde la creciente popularidad transcontinental de Doctor Who al Batman viajero en el tiempo de Grant Morrison, los detectives metatemporales están en ascenso, probablemente porque el viaje en el tiempo es todavía una oscura frontera ficticia. ¿Pero alguna idea sobre el estado de los superhéroes en sí mismos en nuestro nuevo siglo?

Moore: Obviamente, todavía hay una necesidad para esos personajes como franquicias cinematográficas o en los videojuegos, en dónde son más populares que nunca. Pero en lo que se refiere a los cómics, parecen estar en las últimas, desde mi punto de vista. Los superhéroes son algo en lo que he estado pensando durante mucho tiempo. Cuando fueron inventados por primera vez a finales de los ’30, eran maravillosamente inocentes y optimistas. Eran la creación de hombres jóvenes y, en algunos casos, adolescentes que se encontraban en la periferia de la ciencia-ficción y que querían crear ideas maravillosamente frescas y extravagantes. Esta fue la versión de la que me enamoré cuando tenía unos 6 o 7 años. Los amé porque eran increíbles tesoros ocultos de la imaginación. Abrieron mi propia imaginación hacia áreas en las que nunca había estado antes.

Pero en lo que los superhéroes se han convertido desde aquellos años es en algo que creo que es muy diferente. Antes de mediados de los ’60, al menos en DC Nacional Comics, su punto fuerte estaba suministrado por un montón de autores de ciencia-ficción muy bien dotados, que incluían a John Broome y Gardner Fox. Todos ellos eran adultos, hombres que escribían, especialmente en el caso de Fox, docenas de libros pulp de toda una variedad de géneros bajo toda una variedad de seudónimos. Steve Moore tenía una colección casi completa de Gardner Fox, que contenía romances históricos, pornografía, historias de ciencia-ficción, ficción detectivesca dura, westerns, cada género que pudiera vender.

Esos eran escritores reales. Siento el más absoluto respeto por esos hombres de la tradición pulp que escupían ideas sin parar por un penique la palabra en unas fechas límite ridículamente ajustadas. Lo que ocurrió a mediados de los ’60 fue que esos escritores que habían creado la gran mayoría de los personajes superheroicos de DC los habían redefinido después de que los creadores originales se hubieran ido. Por aquel tiempo, tengo entendido que un grupo de esos creadores se dieron cuenta de que no tenían seguros médicos ni pensiones, incluso aunque estaban haciendo la mayor parte del trabajo. De modo que se dirigieron a las cabezas de DC para plantearles esto y sugirieron que quizás deberían formar una especie de sindicato para negociar con los editores a un nivel equilibrado. Momento en el cual, los editores les dijeron que estaban despedidos.


Porqué los fans no deberían hacerse cargo de una industria vacilante

Wired.com:
¿Qué ocurrió después de que la industria despidiera a quienes consideras los creadores más ambiciosos de cómics?

Moore: Inmediatamente importaron un nuevo montón de escritores que eran fans de los cómics, que estaban encantados de trabajar en los personajes que habían amado desde su infancia y jamás soñarían en hacer nada tan anárquico o potencialmente malvado como formar un sindicato. Estaban totalmente encantados de trabajar en Batman y en La Liga de la Justicia. Y eso ha contribuido al estado de los cómics en el presente.

Wired.com: ¿A qué te refieres?

Moore: Cuando comencé a leer las historias de superhéroes en 1959 y 1960, tenía 7 años. De modo que la audiencia de los cómics cuando comencé a trabajar a principios de los ’80 era percibida como si en su mayoría tuvieran entre 9 y 13 años y unos pocos significativos valores atípicos a finales de su adolescencia y principios de la veintena. Lo cual es una audiencia difícil y exigente; eran muy entendidos. En el mercado actual de superhéroes, tengo entendido que la edad media de los lectores está entre los 30 y los 50. Ahora, solo puedo asumir que ya que el contenido y la calidad de los cómics no ha cambiado perceptiblemente desde aquellas décadas, aunque haya habido varios cambios estilísticos, entonces se trata una audiencia en disminución.

De vuelta a los ’50, incluso un editor de segunda como Lev Gleason podía esperar que uno de sus títulos de segunda, como el Daredevil original, vendiera algo como, qué, ¿6 millones de copias al mes? Compara eso con los cómics de hoy, que en este momento están sino muertos al menos tosiendo sangre, que tienen unas ventas lamentables y que están mayormente dirigidos a una audiencia de entre 30 y 50 años que siguen en ello principalmente por razones nostálgicas. Quieren esa conexión hacia su desvanecida infancia.

Hay montones de ellos en este momento, y lo entiendo. No creo que ninguno de nosotros hayamos crecido en el mundo que ansiábamos o esperábamos. Así que entiendo perfectamente la necesidad de la gente de conectar con esos iconos, pero ya no tienen el mismo significado que solían tener.

Y una de las cosas que más me llama la atención sobre los superhéroes tal y como se mantienen hoy en día, es que son héroes, con todo lo que implica el término. Son gente que se mantienen impávidamente contra tiranos y opresores, que protegen y apoyan al desvalido, que son intrépidos y nobles en todo lo que hacen. Estoy empezando a sentir que la parte más significativa del carácter de un superhéroes es esa parte de la que no se habla, el hecho de que esos parangones triunfantes están siendo creados por una industria de gente que está asustada de pedir un aumento, los derechos de su trabajo, y, especialmente tras ver lo que ha ocurrido a Gardner Fox y los demás, de formar un sindicato.

Es por eso que reniego de la industria del cómic. El modo en el que han manejado The Black Dossier ciertamente me impulsó  hacia otras direcciones fuera de los cómics, hasta el punto en el que la Liga es mi única expresión en el campo del cómic y probablemente seguirá siendo así en el futuro. Cuando eso ocurrió, lo más cerca que llegamos en lo que se refiere a comentarios de apoyo se encontraba dentro de las líneas del consejo habitual,  “No muerdas la mano que te da de comer.” No espero que los escritores y dibujantes de la industria salgan y luchen contra Galactus, en caso de que de pronto aparezca y amenace con comerse el mundo. Por supuesto que no. Simplemente les pido que muestren un poco de coraje humano corriente. Creo que si  hubieran hecho eso, probablemente la industria no estaría en el estado en el que está.


Continúa en la parte III

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